COVID-19 / Disaster Response / Espanol

El Huracán Hanna añade miseria a los efectos del COVID-19 en el Valle del Río Grande

Por Elket Rodríguez

El huracán Hanna dejó una estela de devastación al pasar el pasado 25 de julio por el Valle del Río Grande de Texas. Hanna arrojó más de 15 pulgadas de lluvia en la región cercana al Golfo de México, inundando severamente las zonas rurales y las colonias.

Flooding 1Los impetuosos vientos de Hanna causaron estragos en la zona, volcando casas rodantes y arrancando los techos de muchas residencias.

“El huracán causó mucho daño a las colonias (nombre otorgado a las villas no incorporadas que abundan en la frontera)”, informó Jorge Zapata, coordinador asociado del Compañerismo Bautista Cooperativo (CBF por sus siglas en inglés) de Texas. “A muchas familias les voló el techo de sus casas”.

A su paso por el Sur de Texas, Hanna dejó a miles de familias con el agua hasta la cintura, indicó Zapata, fundador de Hearts4Kids, una entidad sin fines de lucro que sirve a las comunidades más pobres a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.

Zapata, quien también es pastor asociado de la Iglesia Vino Nuevo en La Feria, Texas, proporcionó liderazgo a un esfuerzo coordinado que continúa involucrando la división de Respuesta a Desastres del CBF, CBF Texas, Fellowship Southwest, Hearts4Kids y numerosas iglesias.

Aún después de que los vientos huracanados abandonaran la zona, el Valle continuó sufriendo los efectos del ciclón. “Las familias no pueden salir de sus casas… Sus autos están bajo el agua”, expresó Zapata.

Mat camp 2Mientras distribuía botellas de agua en algunos de los barrios más pobres del Valle, Zapata fue testigo de escenas desalentadoras. “Vi a niños de 4 años sacar agua de sus casas con cubos”, manifestó.

En los pasados años, Zapata ha plantado varias iglesias en las zonas que fueron más afectadas por el huracán. Entre ellas, se destacan dos Iglesias Vinos Nuevos, una en San Carlos y otra en Donna.

A raíz de la tormenta, la Iglesia Vino Nuevo en San Carlos, pastoreada por Víctor Ramírez, actualmente se encuentra albergando a cuatro familias, incluidas dos que fueron rescatadas por Ramírez durante el paso del huracán.

“Estamos analizando la cantidad de personas que podemos albergar en nuestra iglesia, con el fin de evitar la propagación del coronavirus”, explicó Ramírez. Como medida de urgencia, Hearts4Kids proporcionó 10 catres para ayudar a la Iglesia Vino Nuevo en San Carlos a albergar a las víctimas del huracán.

Por su parte, el pastor Ivan De León, también, está pensando en convertir la Iglesia Vino Nuevo en Donna en un refugio. Esta decisión es una que nace de la necesidad, no de la preparación.

“Nuestras iglesias no están equipadas para albergar familias”, acotó Ramírez, destacando que su iglesia no tiene duchas.

Matamoros docAnte este cuadro desalentador, no es sorprendente que muchos residentes del Valle presenten síntomas de ansiedad severa, reconoció Ramírez.

“Un miembro de la iglesia me confesó que es difícil para él ver cómo, en solo una noche, en tan un solo momento, todo lo que ha estado construyendo por años es destruido”, dijo. Muchas familias sufrieron daños irreparables y no tienen ningún seguro para compensar sus pérdidas, agregó.

Aunque gran parte de Matamoros se inundó, el Río Bravo, que separa la frontera norte de la ciudad, no se desbordó sobre sus orillas en dirección hacia el campamento de los migrantes.

Las enfermedades provocadas por Hanna son numerosas. Muchos niños tienen eczema, producto de las picaduras ocasionadas por los ratones. Los gusanos infestan el campamento de inmigrantes como resultado de la humedad del suelo. Y muchos adultos sufren de fiebre, un síntoma principal del COVID-19.

Al otro lado de la frontera con Matamoros, los pastores Carlos Navarro de la Iglesia Bautista West Brownsville y Rogelio Pérez de la Iglesia Bautista Capernaúm en Olmito ayudaron a sus compañeros pastores en Matamoros y en las colonias del Valle.

Clothes 1Antes de que el huracán tocara tierra, Hearts4Kids le entregó a Pérez 12 paletas de madera repletas de suministros de agua embotellada y 1,700 galones de leche para ayudar a los residentes de Olmito a abastecerse antes del huracán.

Después de la tormenta, Navarro proporcionó cientos de kilos de ropa a las víctimas de la tormenta. “Alrededor de 800 camisas y 300 pantalones, entre otros tipos de ropa, serán donados a los migrantes en Matamoros”, afirmó.

Previo a la pandemia, Navarro y la Iglesia Bautista West Brownsville operaban un centro de asistencia para inmigrantes, el cual está actualmente cerrado debido a la paralización de los procesos de asilo en los Estados Unidos.

Brownsville y Olmito no experimentaron muchas inundaciones. De hecho, Navarro celebró dos cultos el domingo por la mañana, y los miembros de la iglesia de Pérez no experimentaron ningún daño a la propiedad.

CBF Texas donó 25 lonas para ayudar a las familias que perdieron sus techos durante el huracán. Además, la organización Hope Springs Water donó 19 paletas de agua embotellada a Hearts4 Kids para ser distribuidas en la región.

La división de Respuesta a Desastres de CBF donará tarjetas de regalo para que las familias afectadas compren artículos de recuperación inmediata y equipará un remolque de herramientas para ayudar con la reparación de los hogares afectados. Fellowship Southwest y la división de Respuesta a Desastres de CBF comprarán suministros para proteger a las víctimas de la tormenta, así como para ayudar a reparar los daños y garantizar que las víctimas puedan permanecer secas. Estas dos organizaciones, también, coordinarán la recuperación a largo plazo en la región.

refugee family“Debido al COVID-19, no se reclutarán voluntarios para ayudar con los esfuerzos de recuperación del huracán Hanna”, dijo el coordinador nacional de respuesta ante desastres de CBF, Rick Burnette. “Sin embargo, se solicitan oraciones por los hogares y las congregaciones afectadas, junto con el apoyo financiero“.

Los últimos meses han sido terribles para las comunidades pobres de la frontera y sus residentes vulnerables. El paso de Hanna aumenta la miseria en un lugar que ya se encontraba siendo impactado por la pobreza, la inmigración y la pandemia.

Aún así, los líderes que dirigen la respuesta coordinada a estos desafíos están convenccidos de que ahora es el mejor momento para que los cristianos encarnen la presencia de Cristo en favor de las personas que viven en la frontera, quienes simultáneamente están sufriendo los efectos de un huracán y de una pandemia.

Para apoyar al Fondo de Ayuda para Desastres Domésticos de CBF, del cual Hearts4Kids se beneficia para ayudar a las comunidades a lo largo de la frontera, haga clic aquí.

Elket Rodríguez es el especialista en defensoría y misiones de inmigrantes y refugiados del Compañerismo Bautista Cooperativo y de Fellowship Southwest.

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