Por Sara Crocker
Una discusión informal, en la reunión bianual de la Asociación para la Educación Teológica Hispana (AETH) en Washington D.C., se ha transformado, para Grace Martino y algunos de sus colegas y amigos más cercanos, en una mezcla sagrada de misión y comunidad.
El grupo comenzó a compartir su deseo común de encontrar un espacio para latinos de color donde discutir no solo teología, sino también sus búsquedas vocacionales; específicamente lo que significa servir en el ministerio fuera del rol tradicional de pastor. Los miembros también querían ver una manera de unir a jóvenes latinos en torno a la búsqueda compartida de iniciativas de justicia social. Como resultado de estos objetivos comunes, nació Young Líderes, “una expresión en espanglish”, según Martino.
Young Líderes es una iniciativa bajo el paraguas de AETH, creada para líderes latinos entre las edades de 18-40 que están dedicados a la teología y/o al ministerio.
El grupo es un esfuerzo conjunto entre Martino, Daniel Montañez, David Jaimes y Sarah Gautier. Los miembros han adoptado un modelo de liderazgo co-creador en el que se prioriza la cooperación. Nadie afirma que Young Líderes sea su propia organización. Esta decisión se tomó porque refleja las características comunitarias y colectivas de las comunidades latinas. El grupo comenzó consiguiendo un mentor e iniciando una discusión de podcast semanal. Después de participar en un programa llamado Semester of Justice (Semestre de justicia), Martino solicitó una subvención de la Open Society Foundation.
En particular, la Open Society Foundation no suele asociarse con organizaciones religiosas, pero consideró que la misión de Young Líderes es inspiradora y está en consonancia con sus propios objetivos y valores. Martino y sus co-líderes decidieron utilizar los fondos para crear un club de lectura para ayudar a facilitar el diálogo sobre los temas de interés del grupo.
El grupo leyó recientemente Brown Church: Five Centuries of Latina/o Social Justice, Theology, and Identity de Robert Chao Romero. En forma de club de lectura tiene un promedio de 20 participantes, y ha creado más que un diálogo intelectual y teológico, una comunidad. Los participantes se han apoyado virtualmente durante el “encierro” por causa del COVID-19, a través de una reunión de amigos vía Zoom, en un día o noche a elección. Como un “derivado” de las discusiones del club de lectura se ha desarrollado una especie de sobremesa. Aquí es donde, después del club de lectura formal, los participantes pasan virtualmente conversando acerca de todo tipo de temas. Uno de ellos que es recurrente es: qué significa y qué se siente estar inmerso en un contexto de educación superior e iglesia, pero nunca estar en el centro de ellos, sino siempre en los márgenes.
La historia de la colonización y el “blanqueo” de la fe latina pesa sobre los corazones y la mente de Young Líderes. Martino describió algunos desafíos que enfrenta la comunidad de fe latina, incluido lo que ella llama “beber el refresco de la pasividad” en torno a cuestiones de injusticia racial. Esta pasividad, que resulta en respuestas tibias a la injusticia, en lugar de la acción directa y la resistencia, es el resultado de siglos de colonización evangélica blanca que prefiere la “unidad” a la justicia.
“Hay historias de resistencia y contraataque, pero han sido borradas. Están perdidas”, lamenta Martino. “Esta historia ha hecho que la iglesia ignore cuestiones de raza y exterminio, y cree, para nosotros, una narrativa dominante de la historia cristiana que no coincide con nuestras experiencias”.
Otro problema que los miembros de Young Líderes trabajan juntos es la idea errónea de que todos los latinos son un monolito. La comunidad latina es increíblemente diversa y, por extensión, también lo es Young Líderes. El grupo incluye representación de México, Perú, Honduras, El Salvador y Puerto Rico. Muchos de los miembros del grupo son lo que Martino llama “gente con guiones”, por ejemplo, “peruano-mexicano o mayoritariamente estadounidense con raíces mexicanas”. El grupo también es denominacionalmente diverso, compuesto por metodistas unidos, bautistas cooperativos, pentecostales y miembros de las Iglesias Bautistas Americanas (ABC-USA) y de Iglesia Unida de Cristo.
“Este grupo se ha convertido en un hogar teológico para mí”, dice Martino. “He encontrado personas que comprenden las profundas complejidades e historias de la comunidad de fe latina”. “Es difícil estar en este espacio de transición de ser o no ser aceptado. Este es un lugar en el que finalmente puedo respirar y llamarlo hogar. Juntos estamos fomentando nuestro llamado al ministerio, sea lo que sea, y sabemos que el futuro de la iglesia no es solo predicar el Evangelio, sino vivir el Evangelio”.